Rudolf Hommes |
Nota del Editor: Además de estos pronósticos que plantea el Dr. Holmmes en su columna, es importante que el Gobierno vigile el destino de los recursos, para que no paren en los bolsillos de terceros, pues el exceso de gasto publico y la corrupción son males sobre los cuales no se han planteado soluciones efectivas.
Uno de los aspectos más destacados del discurso de posesión del presidente Santos fue su aspiración a que en una década Colombia se convierta en el país mejor educado de América Latina. Es una agenda ambiciosa que quizás no se alcance a cumplir en una década, pero que vale la pena tener como meta y no desistir hasta alcanzarla. Para lograrlo va a ser necesario llevar a cabo una labor de transformación cultural que haga posible que el amor a la plata dulce y al consumo conspicuo no impida que florezcan “amor y pasión por el conocimiento”.
Un elemento clave es el ofrecimiento de 400.000 becas en 4 años para educación postsecundaria, que incluye universidades, instituciones de educación tecnológica, Sena y otras entidades educativas. Entre estas diferentes opciones, la que tiene mayor opción de ejecutarse rápidamente es la concesión de 10.000 becas a los estudiantes de estratos 1 y 2 que obtengan resultados en el 5 por ciento más alto en las pruebas Saber, para ingresar a las universidades el próximo semestre. En el pasado, durante los años 60, el Gobierno hizo un gran esfuerzo para financiar la educación de estudiantes colombianos en el exterior, la mayoría de ellos de clase media. De esa política provino una significativa porción del personal académico de las principales universidades del país, de los centros de investigación y la mayoría de la tecnocracia. Este gobierno va a hacer algo de igual o mayor importancia para educar a los jóvenes talentosos de estratos bajos. La plata que se invierta en esto se va a recuperar con creces.
Los presuntos becarios necesariamente tendrán que haber sido admitidos en universidades que califiquen para ese financiamiento, que son las que ya están acreditadas. Esto trae consigo un beneficio enorme que quizás ha pasado desapercibido: les abre una ventana de oportunidad a cientos de miles de jóvenes que jamás han considerado inscribirse en una de las mejores universidades del país por carecer de recursos para hacerlo, lo cual es por sí solo un gran salto adelante en materia de inclusión. Pero puede ser un salto al vacío si no se materializan las becas.
El costo anual de 10.000 becas se estima en 150.000 millones de pesos (600.000 millones en el cuatrienio). Es una cifra importante, pero no es descomunal y está dentro de las posibilidades del Gobierno (el aumento del gasto en educación entre el 2014 y el 2015 se espera que sea del orden de 1,6 billones de pesos). Pero no es el único programa nuevo que está en juego y seguramente la demanda de becas va a ser muy superior a los 10.000 cupos ofrecidos.
Una manera de asegurar que lo prometido por el Presidente se va a financiar y de dejar un legado permanente sería crearles una fuente de financiación garantizada y segura a estos gastos y los de otros programas prioritarios en educación, entre los que se destacan el entrenamiento de maestros, que también tendrá que ser financiado con becas, y el proyectado ascenso social de estos educadores. Así como tenía sentido vender las acciones del Gobierno en Isagén para financiar la infraestructura que necesita el país, lo tiene crear un fondo educativo nacional con acciones de Ecopetrol y de otras empresas públicas, con cuyos dividendos se financien estos programas. El valor de mercado de Ecopetrol es 72.171 millones de dólares y el dividendo es de 7,8 por ciento. El 20 por ciento de las acciones rendirían 2,14 billones de pesos por año. Esto permite cumplir los anuncios y hacer realidad el sueño, o parte de él. El Ministro de Hacienda tendría que ver cómo sustituye esa fuente con ingresos nuevos del orden de 0,3 por ciento del PIB, un poco más de media reforma tributaria.
Es una agenda ambiciosa que quizás no se alcance a cumplir en una década, pero que vale la pena tener como meta y no desistir hasta alcanzarla.
Periodico EL Tiempo - Septiembre 14 de 2014
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